«Cojo tu mano y salimos corriendo, ¿vale?», me preguntó. Yo contesté, intentado ser amable pero al mismo tiempo firme, «y, ¿por qué corremos, o mejor dicho para qué?». No se si me llegó a escuchar cuando cogió mi mano y echó a correr, y la seguí… sin por qués ni para qués… simplemente por amor. Cuando paró me di cuenta de todo, solamente me había vuelto a utilizar, y entonces lo vi claro. Decidí entregarla a la policía y contar la verdad. Después me conté a mi mismo la otra verdad y empecé a vivir.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las