«El árbitro añadió catorce minutos», logré decir, aunque creo que esta vez tampoco me escuchó nadie. Sacha me miró como pensando «se va a liar». Casi nunca lograba ser escuchado… ellos tenían un torrente de voz que, aún sin gritar mucho, tapaban la mía por completo y entonces seguían a lo suyo, sin mi información relevante. Le devolví la mirada a Sacha, pensando «tienes razón»… alcé la voz más de lo habitual y logré decir de nuevo «¡¡¡el árbitro añadió catorce minutos!!!», esta vez se hizo el silencio y me miraron todos… fue lo último que oyeron.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las