Empezó a llorar al mirarse en el espejo. Al principio muy lento, las primeras lágrimas tardaron una eternidad en recorrer las mejillas. La melancolía le empezó a ahogar y las lágrimas salían ya a borbotones… de repente oyó el llanto del bebé en la habitación y esto le emocionó, las lágrimas pasaron entonces de amargas a dulces y se dio cuenta de que la ilusión de vivir está dentro y no se ve en un espejo. Ya no me miraré nunca solo por fuera…
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las