Lo sé, soy un nostálgico. Es que acaso hay alguien que no lo sea? Cuando pienso en los veranos de niño en el sur de Francia, la nostalgia me recorre la columna vertebral en forma de calambre. Aquella casa, aquella muchacha, Sophie, jamás olvidaré su piel transparente, su cabello negro, sus ojos verdes y su cuerpo desnudo sumergiéndose en el lago, hasta el día en que ya no salió. Las autoridades la dieron por muerta varios años después, sin haberla encontrado. Pero yo sé que sigue viva… si no, no podría venir a visitarme todas las noches y dejarme disfrutar de cada centímetro de su piel.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las