Que vengan por fin a rescatarte, por Dios!!! Ese era mi pensamiento en los últimos meses cada vez que se ponía a dar el coñazo y eran muchas veces. Me decía a mí mismo, qué he hecho yo para merecer esto? Pero, claro, la respuesta era obvia: secuestrarla. Mira que medí bien todo, o mejor dicho casi todo. No medí lo insoportable que podía llegar a ser. Que la rescaten ya por favor, no soy capaz de liberarla ni de matarla y me está volviendo loco.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las