Me hace entrar en mi nuevo hogar, con ese espíritu lacrimoso que no pierde nunca. Ni estrenando hogar. Me enseña el nuevo hogar, con la misma desgana con que lo veo yo. Y nos sentamos uno frente a otro, y nos preguntamos… ¿por qué? ¿Por qué decidimos continuar viviendo? Pero tenemos cuidado de no decirlo en voz alta, para que no nos oigan nuestros sacrificados, porque sabemos desde antes de entrar, que ellos también se han mudado a nuestro nuevo hogar.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las