Dígale, agente, que la quise mucho, le supliqué. El me miró fijo a los ojos y me dijo: no está entre mis atribuciones.Entonces entendí que no tenía que haber contratado el seguro con ellos. Al final lo barato sale caro. No leí la letra pequeña, la póliza cubría todo excepto lo que ocurriera y tuviera que cubrir.El agente se fue sin despedirse y sin darme ninguna expectativa de darle mi mensaje la preciosa Kawasaki destrozada.
YO SOY. MI PATRIA.
Le estaban investigando y él pensó, “a mí, no es posible, no hay nadie más patriota que yo…”. El hecho de saberse de memoria las